El
parque provincial Aconcagua se ubica en el noroeste de la provincia de Mendoza,
departamento Las
Heras, se encuentra a 165 Km.
de la ciudad de Mendoza,
y a 75 Km.
de Uspallata, por la RN 7, que aloja al cerro Aconcagua, de
6960,8 msnm.[]
La
cima del monte se encuentra a 12 Km.
de la frontera con Chile, y a 18 Km. de la ruta
internacional. Lo circundan por el norte y el sudoeste la quebrada y el valle
de los Horcones, que sirven de lecho al río del mismo nombre; por el Sur, la
quebrada de Horcones Inferior; por el norte y el este el valle de las Vacas.
En
1983 fue declarado «área natural protegida». Es
una de las 10 reservas naturales que forman el sistema de áreas naturales
protegidas de la provincia de Mendoza.
El
Parque alberga grandes glaciares, que actúan como una reserva hídrica. Se
encuentran importantes sitios arqueológicos. Es el
escenario preferido para los andinistas.
Tiene
un área de 71 000 ha,
y junto al Aconcagua, se alza un conjunto de nevados que superan los
5000 msnm: Dedos, Tolosa, México, Almacenes, Ameguino, Cuerno, Pan de
Azúcar, Cúpula Güssfeldt, La Mano
y Catedral.
El Aconcagua, Atalaya ó Centinela de Piedra
(vocablo quechua), muestra flancos imponentes, ventisqueros, agujas ó
penitentes de hielo, grandes acarreos, ríos subterráneos, arroyos, glaciares
colgantes, y nieves eternas.
En
el cerro Aconcagua tiene la humedad relativa escasa y la presión de oxígeno
también disminuye por la misma razón. Los vientos producen zonas de baja
presión que intensifican estos efectos. Debe tenerse en cuenta que los Campos
Base, desde los cuales se inicia el ascenso, se encuentran a más de
4200 msnm.
La
constitución geológica-estructural de la cordillera es compleja y para su
análisis permite ser dividida en tres partes suficientemente diferenciadas. Una
de ellas es la que se extiende aproximadamente entre los paralelos 28º y 34º,
porción que a su vez puede subdividirse en dos cordones paralelos, uno oriental
que se denomina Cordillera Frontal y otro occidental, donde se
encuentra el Parque Provincial Aconcagua, que lleva por nombre Cordillera Principal o del Límite, que
posee unos 70 Km.
de ancho al sur del río Diamante y va estrechándose hacia el norte, donde sólo
alcanza los 30 Km.
en la región del Parque prospectado. Es significativo aclarar que estas dos
cadenas no poseen una división bien definida entre ellas, a excepción de unos
pequeños trechos, y que ambas secciones están perfectamente unidas entre sí. La
principal diferencia que existe entre ellas es el tipo de rocas que la
componen. La Cordillera Principal está formada por
capas de sedimentos marinos con fósiles de edad jurásica y cretácica y del lado
occidental rocas piroclásicas (González Bonorino, 1958). A la vez la separan de
la Precordillera
– una formación montañosa distinta- varios valles que a la altura del área
prospectada es el de Uspallata el que cumple ese fin.
El
cerro Aconcagua está situado en extremo sur de la cadena denominada los
Penitentes, y con sus 6960,8 msnm,[1]
se lleva el atributo del ser la mayor elevación del mundo fuera del sistema de los Himalaya. Su gran altura,
como la de otros cerros próximos, no corresponde a estructuras volcánicas
activas como el Tupungato, sino que su altitud actual resulta del levantamiento
tectónico de la cordillera. Lo custodian colosos de gran altura como el cerro
Catedral al noroeste con 5200 msnm, el Cuerno (5450 msnm), Bonete
(5100 msnm) y otros ubicados en el valle de los Horcones Superior. En el
denominado valle de los Horcones Inferior se encuentran los cerros Ibáñez
(5200 msnm), el cerro Mirador (5800 msnm) entre los de mayor altura.
Entre los 27º y los 33º30’ no se observa vulcanismo cuaternario y la actividad
sísmica se concentra en una franja delgada a lo largo del borde occidental, que
coincide con la zona geotectónica más activa donde ocurren los grandes
terremotos.
Una
característica destacable es que sólo las cumbres muy altas están cubiertas por
glaciares, que tuvieron lugar durante una serie de avances ocurridos durante el
Cuaternario, dado que el límite inferior de las nieves eternas es muy elevado
debido a la aridez y la fuerte insolación. Esto da lugar a que se erijan los
penitentes, formación muy característica de esta zona de los Andes, consistente
en montículos de nieve de unos 3
metros de alto con aspecto de monjes, ocasionados por la
fusión de las capas superficiales de nieve debida a la fuerte insolación que al
formar surcos que se van ahondando con el paso del tiempo, queda la zona
cubierta de esos agudos montículos alineados. Estas formaciones, por su
aspecto, dan nombre a la cadena de elevaciones Los Penitentes.
El
avenamiento se produce en las altas cimas como el Aconcagua por una larga red a
la que se agrega la fusión del hielo y la nieve, lo que forma un material muy
denso que propicia los taludes de escombros en forma frecuente.
El
“centinela de piedra”, significado del origen de la palabra Aconcagua en lengua
quichua, dista a unos 12 Km.
de la frontera con la hermana República de Chile y sus coordenadas son 32º 39’ Lat.S y 70º 01’ Long. O. (Atlas I.G.M.,
1998). Son 71 000 ha de ambiente seco, árido, de terreno montañoso con poca
vegetación en las laderas y donde las estribaciones forman extensos cordones
separados por enormes valles cuya altura a veces desciende hasta los
2000 msnm. En la pared sur y también en la que mira al este el cerro
Aconcagua presenta impactantes glaciares como el denominado Polaco que recorre
esta ladera entre aproximadamente los 6900 y 5900 msnm, con una extensión
cercana a las 700 ha
y el Güssfeldt, con bastante más extensión que el anterior. Uno de los mayores
de la zona es el glaciar de La
Vacas con casi 2000 ha.
La
acción glaciaria fue mucho mayor en el pasado y la geomorfología que se aprecia
en la actualidad está modificada por la acción de procesos ulteriores como la
remoción en masa y la acción fluvial. Los glaciares actuales de la zona
cordillerana en general, que afectan por ende al Parque Provincial Aconcagua,
se los clasifica como glaciares de valle, glaciares de montaña y manchones de
nieve; estos, a su vez, pueden presentarse como descubiertos, cubiertos por
detritos y glaciares de escombros.
Casi
toda la red fluvial de Mendoza corresponde a la cuenca del Desaguadero formada
por los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel. Sólo en la parte sur los ríos
Barrancas y Grande que forman el Colorado, no integran la mencionada cuenca.
Todos
estos cursos de agua nacen en la zona montañosa y descienden hasta las llanuras
donde interrumpen sus cuencas debido al intenso aprovechamiento que se hace de
los mismos para el riego. Son ríos antecedentes (que conservaron sus cursos
desde antes de las formaciones orográficas) que atraviesan las montañas por
medio de enormes gargantas erosionadas durante los movimientos terciarios y
prácticamente muchos de ellos carecen de agua durante buena parte del año y con
el deshielo primaveral sus cauces se hacen muy torrentosos.
El
río Mendoza se forma de la unión de los ríos Tupungato y de las Cuevas y recibe
las aguas de los arroyos Horcones, Santa María y del río Vacas que desciende
del Aconcagua. Nótese la diferencia del caudal de un río que se alimenta de los
deshielos como lo es el Mendoza, comparando su caudal medio, calculado en
aproximadamente 55 m³/s, con los 750 m³/s que alcanza en el verano.
Al
parque provincial Aconcagua lo circundan por el oeste y sudoeste el río de los
Horcones que corre por el valle del mismo nombre y parte de los sectores norte
y este el río de las Vacas. En las faldas del este nace el arroyo de los
Relinchos, que alimenta luego de un breve recorrido, el río Vacas.
No
existen lagos glaciarios y sólo vemos algunos restos de ellos en forma de
pequeñas cubetas en las altas montañas.
La
laguna de los Horcones es el espejo de agua más importante que posee el área
preservada. Los glaciares, esas enormes masas de hielo que ocupan las partes
más elevadas de los macizos tienen su máxima expresión en la unidad de
conservación.
Dos
se encuentran en la vertiente austral (ventisqueros Horcones inferior y
Horcones superior) y los resultantes en las laderas Norte y Noreste, siendo el
principal el de las Vacas, situado en cabecera del río homónimo.
En
las paredes sur y este se destacan los ya mencionados glaciar Polaco, de una
superficie que alcanza las 700 hectáreas, y el glaciar Güssfeldt con una
superficie que supera las 1.000 hectáreas.
El
clima que afecta el área protegida que analizamos se lo puede clasificar como
Templado semiárido de montaña. Está caracterizado por la irregularidad del
régimen pluvial que acusan las variaciones que, en este aspecto, sufre la zona
por recibir influencia climática del dominio atlántico, con lluvias estivales,
y del dominio pacífico con sus precipitaciones predominantemente invernales.
A
pesar de la gran distancia que la separa del Atlántico, esta parte cordillerana
recibe de ese sector la escasa humedad que se precipita generalmente en forma
de grandes nevadas en las partes más elevadas, durante los meses de mayo a
agosto mayoritariamente. Su frecuencia y magnitud decrecen hacia el este.
Desde
el Pacífico el clima recibe la mayor influencia por la acción del anticiclón
del Pacífico que genera vientos del oeste. Estos vientos se elevan y al chocar
con los cerros de la cordillera se enfrían y precipitan su humedad en forma de
nieve. La costa chilena es afectada por dos corrientes bien diferenciadas, la
de Humboldt, que es fría y baña las costas del sector norte, y la Patagónica, templada,
las del sector sur. Ambas según la procedencia del viento influyen en el área
aunque en mucha mayor medida los vientos sector del sector sudoeste.
En
la cordillera la ascensión del aire se hace marcadamente a través de los valles
y los faldeos de los cerros y por la baja presión que hay en las cumbres este
aire asciende durante las tardes generalmente y forma cúmulos pero no llegan a
producirse. De noche ocurre el fenómeno contrario y el viento sopla desde la
cima hacia los valles.
Como
todas las regiones con marcadas variaciones altitudinales, la temperatura es un
factor climático totalmente dependiente de las mismas.
En
toda la cordillera cuyana ocurren en invierno fuertes vientos fríos
provenientes del sector oeste y sudoeste, que cuando soplan conjuntamente con
nevadas se forma el tan temido viento blanco. Estos mismos vientos, bajo
condiciones atmosféricas particulares, cruzan los Antes sufriendo bruscos
cambios que los transforman al llegar a las zonas bajas en cálidos y secos,
como ocurre con el folklórico viento zonda.
En
cuanto a las temperaturas del verano, hay que tener en cuenta que durante las
noches, sobre los 5.000 msnm los – 20 °C es un valor no excepcional y en la
cima llegan a los -30 °C.
En Plaza de Mulas en momentos de mal tiempo se suelen registrar –18 °C. Durante
el invierno la zona está muy cubierta de nieve y la temperatura raramente
sobrepase los 0 °C
La
zona de ubicación del parque provincial Aconcagua permite clasificarlo
fitogeográficamente según Cabrera (1976), en lo que él denomina provincia fitogeográfica Altoandina,
que abarca todas las altas montañas que se ubican al oeste de la Argentina
desde el territorio boliviano hasta Tierra del Fuego. Según la
latitud, este bioma esta sectorizado en distritos, denominándose distrito fitogeográfica Altoandina
cuyano al que ocupa los Andes de las provincias, de San Juan y Mendoza. En la zona de este parque, la
clasificación realizada por PRODIA (1999) no difiere demasiado de la mencionada
anteriormente.
En
cualquier distrito fitogeográfica la vegetación está altamente influenciada por
el clima, en este caso es el frío y seco de los Andes Mendocinos, por lo que
predomina en las laderas escarpadas escasa vegetación arbustiva, achaparrada o
rastrera, y en las zonas cercanas a las cimas, la vegetación dominante es la
estepa arbustiva, baja y esparcida, con predominio de los iros, que son matas
compactas de pastor duros, generalmente amarillentas, muchas veces
pertenecientes a los géneros Stipa y Poa.
En las zonas más altas, hay generalmente, roquedales donde la hostilidad del
clima impide el desarrollo de cualquier tipo de vegetación. Sólo se observan
algunos vegetales en las zonas húmedas que se forman por alguna oquedad del
suelo o características del relieve que propicien la permanencia de humedad. En
estos lugares – denominados vegas – crecen escasos pastizales compuestos por
vegetales de las familias de las ciperáceas y juncáceas. Descendiendo aparecen
algunas plantas que representan principalmente a las familias compuestas como
caliceráceas, portulacáceas, leguminosas y verbenáceas. Cuando descendemos en
altura aparecen algunas especies leñosas, siendo la más común de observar el
cuerno de cabra (Adesmia subterránea) que desarrolla poco más de
un metro de alto. Toda la flora desarrolla su ciclo vital en forma repentina y
por el escaso tiempo en que las condiciones climáticas merman su rigurosidad.
Si
en el ítem referido a la flora se decía que las condiciones ambientales
adversas para el desarrollo de la vida conspiraban notoriamente contra su
abundancia, el mismo criterio puede aplicarse para la fauna. Son pocas las
especies que lograron adaptaciones evolutivas para compensar o adecuarse a la
carencia de agua, de cobertura vegetal suficiente, bajísimas temperaturas,
escaso oxígeno en el aire, el fuerte y constante viento, entre otros factores
adversos.
Sin
guardar un orden sistemático se hará mención de las principales especies de
cada grupo faunístico- dentro de los vertebrados- que habita estas latitudes,
teniendo en cuenta también que las condiciones del terreno y el clima hacen
dificultoso el relevamiento exhaustivo de la fauna.
El
cóndor (Vultur gryphus) que con una envergadura cercana
a los tres metros y una estatura que estando posado supera los 90 centímetros es
considerada el ave voladora de mayor tamaño, sobrevuela con extraordinaria
habilidad los valles y los cerros del área prospectada. Él sólo de por sí
constituye un elemento de gran atractivo para los visitantes. Continuando con
el grupo de las aves es oportuno aclarar que la región Altoandina posee varios
endemismos como la dormilona cenicienta (Muscisaxicola cinereus) que frecuenta la
cercanía de los ríos y arroyos de montaña, el comosebo andino (Phrygillus gayi) con un
vistosos capuchón oscuro que contrasta con la parte ventral amarillo-blancusca,
el yal plomizo (Phrygilus unicolor), la agachona de collar (Thinocorus orbignyianus), cuyo nombre
común hace referencia a la costumbre de “achatarse” contra el suelo y su
aspecto recuerda a una paloma, la monterita pecho gris ( Poospiza hypochondria). La nómina continúa
con la palomita cordillerana ( Metriopella melanoptera),
la gaviota ( Chroicocephalus serranus ) y dentro de la
familia Trochiidae también encontramos un representante que frecuenta los altos
cerros de los Andes, el picaflor andino ( Oreotrochilus leucopleurus). La nómina
continúa con la caminera grande ( Geositta isabellina) que suele vérsela en las
inmediaciones de la laguna de los Horcones, la dormilona frente negra (Muscisaxicola frontalis), la dormilona
chica ( Muscisaxicola maculirostris), entre
algunas otras especies.
La
mastofauna del área prospectada sólo es relativamente abundante dentro del
orden de los roedores con varios integrantes de la familia Muridae (Cricetidae
para otros autores ) como la laucha andina (Calomys
lepidus ) y el ratón andino (Akodon andinus). También
entre los roedores se destacan el chinchillón (Lagidium viscacia)
y la rata chinchilla (Abrocoma cinerea ). Un lugar relevante lo ocupa
el guanaco(Lama guanicoe) cuya capacidad para vivir en
terreno escarpados es superior a la de la vicuña, también se encuentran
poblaciones del emblemático puma ( Puma concolor puma) y de zorro colorado ( Lycalopex culpaeus culpaeus) cuyo estatus
nacional lo considera próximo a ser vulnerable y figura en el Apéndice II de la Cites.
De
la herpetofauna y la batracofauna del parque provincial Aconcagua aún no se ha
logrado obtener un listado completo por lo que preferimos omitir nóminas
aisladas.